Angeles Rawson y la prensa
Por Natalia Gherardi *
A partir del asesinato de una adolescentes en la ciudad de Buenos Aires, Natalia Gherardi explica que las palabras no son inocuas: hay algunas que matan, que violan, que revictimizan
Hay eventos que impactan en la opinión pública de una forma particular; se instalan en los medios de comunicación y las notas desde todo ángulo posible se suceden en forma permanente. La trágica muerte de una joven en la ciudad de Buenos Aires es un nuevo ejemplo de un tema que ocupa la agenda mediática de modo sostenido.
Los hechos de violencia contra las mujeres a veces producen este
efecto: los relevamientos realizados desde ELA muestran que las noticias
sobre violencia de género son ampliamente cubiertas y ocupan cada vez
más titulares y espacio en los medios gráficos. Sin embargo, los datos
relevados al 2011 señalaban que no todos recibían la misma atención ni
el mismo nivel de cobertura: en el 75% de los casos las piezas
periodísticas eran noticias, que aparecían en la sección de policiales
(44%) o general (24%) dando cobertura al hecho noticioso más que un
análisis del tema, con opiniones editoriales o de especialistas. Además,
durante los 18 meses en que hicimos un análisis diario de la prensa, la
violencia sexual siempre fue la que recibió mayor cobertura: no todas
las formas de violencia reciben la misma atención sino, en particular,
la violencia sexual, que ocupaba el 47% de las noticias seguido por el
asesinato y el femicidio (20%).
Los medios de comunicación pueden ser aliados fundamentales en el
trabajo que nuestra sociedad tiene por delante para prevenir y erradicar
la violencia contra las mujeres. La creciente visibilidad de sus
distintas manifestaciones, la difusión de la firme convicción desde
distintos sectores (estado, sociedad civil, empresas, sindicatos) de que
éstas son conductas inaceptables para una sociedad que pretende ampliar
los horizontes de una democracia inclusiva, son estrategias que
contribuyen a instalar los cambios culturales que harán, algún día,
intolerables todas las formas de violencia contra las mujeres.
No hemos llegado a ese punto. Nuestra sociedad manifiesta su horror
sólo ante las formas más explícitas y definitivas de la violencia, en
particular cuando se puede identificar claramente una “víctima
inocente”. Mientras tanto, muchas otras formas de violencia, más
sutiles, menos obvias, permanecen inalterables en el discurso público y
en las convicciones discriminadoras de la sociedad.
Si para erradicar la violencia contra las mujeres es necesario
transformar la cultura, para sancionarla es necesario mejorar el
accionar de la justicia pero sobre todo permitir su funcionamiento. El
caso de la joven en la ciudad de Buenos Aires dejó al descubierto la sed
de producir y consumir noticias, más allá de su veracidad. Con o sin
violencia sexual ésta se presumía, las imágenes de la adolescente se
multiplicaron en los medios y las conversaciones públicas y privadas se
inundaron de conjeturas.
Casos como éste deberían ser una oportunidad para promover una amplia
reflexión sobre las prácticas periodísticas en la que se deben
involucrarse mujeres y varones trabajadores de prensa y propietarios de
los medios de comunicación. La preocupación no es sólo la vulneración de
los derechos de una adolescente y de su familia, la violencia explícita
en ese hurgar público en su vida privada, en sus relaciones personales.
La preocupación es el límite que queremos preservar en relación con
nuestra privacidad. Una reflexión en la que debemos involucrarnos todas
las personas que consumimos o toleramos esa misma intromisión.
Extraido de http://www.infojusnoticias.gov.ar/opinion/palabras-que-matan-la-violencia-de-genero-en-los-medios-30.html
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