lunes, 13 de mayo de 2013

Mis impresiones Barrio Adentro

 En nuestra segunda visita al barrio, ya teníamos alguna idea sobre qué nos íbamos a encontrar. Ya conocíamos a los chicos y ya habíamos ido al barrio otras dos veces. Pero para mi sorpresa, el camino desde la estación hasta el merendero, esa caminata “barrio adentro” (que poco a poco se está volviendo costumbre de todos los sábados) no dejó de causarme una sensación de extrañeza, como si estuviera adentrándome en un lugar al que cada vez voy conociendo más pero a la vez cada vez me sigue resultando algo ajeno, como si fuese un mundo distinto.

Es difícil de poner en palabras lo que uno siente al atravesar el barrio y ver con sus propios ojos el modo de vida de la gente, preguntándose por un lado si uno podría vivir así, de esa manera, y pensando lo lejos que estamos de nuestras propias casas, nuestros propios barrios.

Atravesando veredas atiborradas de vendedores de golosinas y ropa usada, y abriéndonos paso entre caminos de tierra embarrada y llena de charcos, por fin llegamos a lo de Gloria. Ahí algunos preparamos los materiales y otros fueron a recorrer las viviendas para convocar a los chicos. De a poquito fueron llegando algunas caras conocidas y, por suerte, también bastantes caras nuevas. Lo primero que hicimos fue ayudarlos como el encuentro anterior a que completen sus tareas para el colegio. Algunos tenían que resolver problemas o cuentas de matemática, o hacer oraciones para lengua. Otros tenían para hacer cosas de ciencias sociales o ciencias naturales, e incluso recuerdo que había una nena que tenía que hacer ejercicios de contabilidad.

A mí personalmente me tocó ayudar a Lourdes, una nena de 1er grado, a aprenderse una canción para cantar en un acto del 25 de mayo. Difícil tarea para una persona como yo que siempre odió y siempre odiará estudiar de memoria, sea por el motivo que sea. Pero se me ocurrió que lo mejor era motivarla a Lourdes para que realmente le interesara y para que sobre todo quisiera aprenderse la canción, porque realmente creo que la mejor manera de enseñar es incentivar a aprender. Entonces, le conté, como pude, qué había pasado el 25 de mayo. Me ayudé con imágenes del manual de sociales de otra nena y, a duras, penas, traté de contarle cómo se vivía en aquella época y qué es lo que se celebra en aquella fecha. Después agarré cada elemento concreto de la canción y le expliqué como se relacionaba con el festejo. Le mostré fotos y dibujos del Cabildo y le expliqué lo que era la Plaza de Mayo, y recién ahí la incentivamos junto con Martina para que leyera la canción y tratara de entenderla.

Sinceramente, no estoy segura de si me entendió todo lo que dije, o si finalmente logró aprenderse la canción de memoria. Lo que creo que sí sucedió, más allá de los conocimientos concretos que le hayan quedado, es que Lourdes tuvo contacto con otro modo de aprendizaje, y eso es lo que más me llenó de la experiencia. No me preocupa no haberle podido transmitir perfectamente a Lourdes qué pasó el 25 de mayo, pero me encantaría que esto haya servido para que el día de mañana al menos tenga la motivación necesaria como para interesarse en el tema y aprender más por su cuenta. Es que para mí, no hay nada más importante que enseñar a aprender.

Carla

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