Los
docentes fueron desalojados con balas de goma, gases lacrimógenos y un
carro hidrante en dos ocasiones sin poder efectivizar el corte. Muchos
se refugiaron en una estación de servicio cercana y otros eran
perseguidos por policías a pesar de haberse retirado de la ruta. Tras
una conversación entre dirigentes y policías en la estación de servicio,
los docentes se retiraron en grupo, a pie y en autos,
hacia la ciudad de Senillosa, escoltados por camionetas policiales. Sin
embargo, espontáneamente los efectivos se adelantaron a la caravana,
encerrándola para seguir reprimiéndolos.
Carlos Fuentealba, docente
de 42 años, se encontraba en el asiento trasero de un auto Fiat 147 que
se retiraba del lugar, cuando el oficial José Darío Poblete, integrante
del Grupo Especial de Operaciones Policiales (G.E.O.P.) de la ciudad
próxima de Zapala, disparó una granada de gas lacrimógeno hacia el auto,
que se encontraba a unos 2 metros de distancia. El cartucho de gas
lacrimó
A seis años del asesinato de Carlos Fuentealba
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