sábado, 27 de julio de 2013

Mis impresiones Barrio Adentro - Crónica 27/07

Hoy fue el día más impactante para mí de todos los anteriores. No fue sólo por los chicos, ellos se portaron excelentemente hoy, pudimos llevar a cabo la actividad que habíamos preparado y les interesaron mucho los temas que les planteamos.

Continuamos con la problemática de los derechos del niño, trabajamos con imágenes que los chicos describieron, y analizamos entre todos si en ellas se estaban respetando o no los derechos y por qué. Llegamos a varias conclusiones que esperamos los chicos puedan recordar y aplicar en la cotidianeidad. Y nosotros también; nunca está de más recordar lo que debería ser, lo que querríamos que fuera. Vimos un cambio importante, ya que pudimos mantener una linda charla entre todos, sin interrupciones violentas, sin que los chicos quisieran irse a volar avioncitos.

También hubo algunos que trajeron tarea, a pesar de estar de vacaciones, con la cual pudieron avanzar.
La tarde soleada nos ayudó mucho porque no nos golpeaba el frío invernal del sábado pasado, y la merienda fue de jugo y galletitas dulces.

Lo más impresionante (en el sentido de causar un efecto impactante, tristemente “no positivo”) fue lo que nos contó y mostró Gloria, la compañera que nos presta el lugar, los materiales y que todas las tardes les da la merienda a los chicos. Antes de llegar al merendero, nos llevó por una calle donde pudimos ver: a un lado viviendas y al otro una gruesa baranda de metal que nos separaba de un terreno enorme cubierto de pastos altos. Al acercarnos a ella, vimos lo que nuestro olfato nos señalaba: un improvisado basural al costado de esa pared, festín de ratas revolviendo los deshechos, cementerio material de lo que ya no sirve, de pelotas de fútbol perdidas para siempre luego de alguna patada desmedida, pañales, paquetes de comida, bolsas de polietileno. Nos contó que están pensando con los compañeros de Barrios de Pie en comenzar una campaña para terminar con esa fuente contaminante que afecta la salud de los habitantes del barrio Piletones. Ese terreno es, además, el destino del agua de las cloacas.

Ver estas situaciones me frustra, porque sé que no sólo ocurren en este barrio de Villa Soldati sino por todo el país y probablemente yo no pueda cambiarlas. Por otro lado, me dan más ganas de seguir trabajando para concientizar a la gente que conozco, y a los mismos chicos que vienen al apoyo, ya que esa misma basura es generada y depositada allí por los mismos vecinos del barrio. Ganas de impulsar, de luchar por políticas inclusivas para el tratamiento y recolección de la basura, que en muchos barrios de la capital es efectivo, pero no en todos.

Ver estas realidades nos pone en movimiento. Creo que es lo que nos aleja de la inercia de quedarnos estancados en nuestra propia rutina. De cegarnos por lo que nos dicen o muestran los medios de comunicación. Ninguno te lleva a presenciar en carne y hueso lo que viven los otros, yo creo que hay que verlo por uno mismo. 


Clarisa

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