miércoles, 8 de enero de 2014

Pintándonos de pueblo

Crónica del sábado 21 de diciembre 

Llegamos a fin de año y tengo la gran responsabilidad de contar en qué consistió nuestra última visita del año al barrio Piletones de Soldati. 

En la estación Plaza de los Virreyes nos encontramos con que el premetro estaba interrumpido por "manifestantes que impiden el servicio". Esperamos el colectivo y vimos cómo nos ignoraban, eramos cerca de veinte personas en la parada rogando que algún conductor se dignara a abrir la puerta para subir a un vehículo colmado de pasajeros, donde al menos no pegara el sol de lleno sobre nuestras cabezas. 

Finalmente debimos tomar taxis, ya que no podíamos llegar tarde a Soldati: ahí nos esperaban los compañeros de Barrios de Pie con un almuerzo, para cerrar un año lleno de actividades. La comida estaba exquisita, y el cierre fue tranquilo y emocionante. Nos contaron sobre las actividades que se llevaron a cabo durante el año en diferentes áreas (entre ellas talleres de educación sexual y drogadicción). Nos agradecieron por nuestro trabajo. 
Gloria, nos dijo que los días de semana los chicos le preguntaban por nosotros, los "profesores". Que ella les decía que ibamos los sábados. Ahí me di cuenta lo importante que es el esfuerzo que hacemos todas las semanas. Quizás no notamos los avances que esperamos en ciertos aspectos, o nos parece que avanzamos a paso de tortuga, pero para los chicos el apoyo representa un espacio de contención que muchos no tienen en otro ámbito. Un lugar para conocernos y aprender de otras realidades. Luego fue nuestro turno de agradecerles por darnos el espacio y el apoyo que necesitamos para lograr que cada sábado los chicos pudieran venir a hacer su tarea y jugar con nosotros.

Fue un momento especial para los compañeros de Barrios de Pie porque se inauguraba el Centro de Participación Popular "Bartolina", donde se dictarán talleres y el apoyo escolar.

Finalmente, fuimos a buscar a los chicos para jugar con ellos como teníamos planeado. Caritas manchadas de harina, chorros de agua en nuestras cabezas, música, alguna que otra pelea y regalitos, llenaron esa tarde de sol agobiante. También pudimos comer torta y helados que nos repartieron los compañeros.

Me sorprendió gratamente Samuel, un pibe de asistencia casi perfecta los sábados que es bastante quilombero: nos sacaba los caramelos y chupetines que habíamos traido, pero en lugar de quedarselos como había sucedido otras veces, los repartía entre los demás chicos.

Me pone feliz ver que algo se llevan de nosotros. Que no es en vano el trabajo que hacemos, que hay otras personas que también piensan que la realidad puede cambiar y que para eso aportan su grano de arena.

Sabemos que esto no va a terminar con la pobreza, la exclusión y la violencia, eso requiere de medidas políticas. Pero nada va a cambiar si nos quedamos sentados en casa mirando el recorte que la tele nos quiere mostrar sobre lo que pasa. O el diario. Tomar conciencia de que nosotros también somos responsables de lo que sucede y no podemos esperar. Que ser universitario no es aprobar exámenes solamente, es ser parte de una sociedad que nos necesita activos, de pie, preocupándonos por saber más para poder hacer, pintándonos de pueblo.

Clarisa

No hay comentarios:

Publicar un comentario